miércoles, 31 de julio de 2013

Ciudad



By Jae Liu Wubao

            Coloso estéril de calles adoquinadas y entrañas de plástico y metal, si tus pobladores desaparecieran quedarías muerto, a la intemperie, como una gigantesca ballena en descomposición, esperando a que las aristas de tus desnudas costillas apunten al cielo. 


            Gigante de piel escarpada, con edificios que tapan el suelo, que ocultan en horizonte. Con grúas que alzan sus enormes narices mirando al resto de la urbe por encima del hombro, que ensanchan tus enormes posaderas, borrando poco a poco el verde del mundo. 


By Mike Hewitt
            Titán gris, que tose sus fétidos humos al cielo azul. Que produce informes nubes en sus chimeneas. Que crea en sus fábricas y destruye en sus vertederos. 


            Obesa construcción de materiales muertos que aceptas sin reparo a las pequeñas hormigas que te pueblan, que se refugian en ti y se someten a tu ritmo, a tu despótico sistema de robots con alma a medias.


            Como polillas acudimos a los guiños nocturnos de tus farolas, de los focos, de carteles luminosos. Como polillas nos atrae el calor asfixiante de tu asfalto, nos contagia tu frenético día a día, nos corrompe la esterilidad de tu suelo y la ambición de rascar el cielo con nuestras manos desnudas.

By Audrey Kawasaki


domingo, 28 de julio de 2013

Quien cada nueve de noviembre. Como siempre sin tarjeta...



By Gunnmgally


            Querido maltratador, jardinero que siembra mi cuerpo de violetas. Me rompiste el corazón, que descansa entre costillas igualmente rotas, como rodeado por un alambre de espino.

            Cuando cierres los ojos, que primero miraron con rabia y luego se derramaron de culpabilidad y fingido arrepentimiento, me llevaré tu vida. Y arrancaré tu corazón, para ver si encuentro los repuestos necesarios para reparar el mío. Lo haré para que no puedas seguir sembrando efímeras violetas, para no temblar esperando tu llegada si no es de emoción, para no dejar de sentirme una amazona de pecho cercenado, para que veas que puedo enseñar los dientes para algo más que sonreír con miedo.

Vida


By Samoshaver

            Al inicio de nuestra existencia se nos ofrece un gigantesco tarro de cristal lleno de grageas, unas de un potente veneno y otras que contienen el antídoto. Nuestra vida transcurre plácidamente o a trompicones dependiendo de las píldoras que vayamos eligiendo. Es curioso, que tomemos las decisiones que tomemos, la vida siempre nos reserva al menos una gragea más de veneno.

Algas



By Loish

            Un banco de algas se mece fingiendo seguir el son del movimiento del agua salada en el que está inmerso. Recibiendo la tenue luz del sol que penetra atravesando las olas. Viviendo y alimentándose en un eterno balanceo. Como en un baile catatónico las algas se mueven, a la vez formando parte del mar y separándose de él. Muchas veces dicen que para encajar debemos ser como el agua, adaptarnos al contenido, fluir o mostrarnos implacables. En mi opinión ser un alga es muchísimo mejor, ya que no requiere tanta dosis de adaptación y reacción. Ser un alga se basa fundamentalmente en bailar indiferentemente, nos encontremos con quien nos encontremos, fingiendo que el ritmo que seguimos es el suyo.    

lunes, 22 de julio de 2013

Historia



Es lógico pensar que la historia se desarrolla linealmente, de modo que cada acontecimiento suceda tan sólo una vez y sea causante o causado por otros eventos. Hay quienes dicen que la historia transcurre de modo circular, si esto fuera cierto, cada suceso acontecería más de una vez, se repetiría una infinidad de veces; pero tendría que acabar en cierto modo para empezar de nuevo. Al igual que una serpiente de Uróboros tiene cabeza y cola.
By Scarlet Dragonchild

            ¿Qué ocurriría si la historia fuera a la vez lineal y circular? Si fuera una sucesión de circunferencias interconectadas de algún modo y absolutamente todos los momentos de la historia estuvieran sucediendo al mismo tiempo, pero manteniendo las interconexiones de dependencia. Si una persona pudiera nacer no sólo en cualquier lugar del mundo, sino también en cualquier punto del tiempo. Aunque también es cierto que, si todo sucede a la vez, la dimensión temporal carecería de importancia y tan sólo sería relevante la dimensión espacial. De este modo recordar no sería mirar hacia nuestro pasado, sino hacia otro yo, que está viviendo paralelamente en el tiempo que causa el nuestro. Y, ya que se dice que cuando soñamos, es porque nuestro cerebro está organizando recuerdos, lo que ocurriría en este caso sería que nuestro cerebro recolectaría las vivencias de los múltiples yo existentes en diferentes espacios.

            Si la historia sucediera de este modo, y si cada una de las épocas no tuviera una duración determinada, es decir, que no fuera exactamente circular;  la evolución humana tendría un crecimiento exponencial, sin que la humanidad llegara siquiera a darse cuenta. Lo que para nosotros son siglos de historia puede haber sucedido en un espacio real de tiempo mucho menor. Por esto el tiempo percibido por el ser humano jamás podrá ser objetivo. No podemos recurrir más que a medidas estándar de tiempo hasta que sepamos cómo sucede realmente la historia.

sábado, 20 de julio de 2013

El cuerpo humano



            El cuerpo del ser humano es increíblemente bello. Los músculos florecen como lirios de un recio esqueleto. Una osamenta que parece creada por el más minucioso arquitecto. Un cráneo que siempre sonríe, mirando con cuencas vacías y olfateando con su oquedad nasal. Como una serpiente descarnada, la columna sujeta al cráneo y lo une al resto del cuerpo. Al bastión de finas láminas que protege nuestros órganos, a la pelvis donde comienzan nuestras piernas. Si uno observa láminas de anatomía artística se da cuenta de que la piel oculta la armonía con la que nos movemos. Incluso el movimiento más torpe es generado por hermosos y precisos movimientos de huesos, nervios y músculos. Como un baile calculado al milímetro.

viernes, 19 de julio de 2013

Sin gracia



By Charlie Bowater
Hay veces que me siento como el pollo cocido, tan insípida, fibrosa, seca y sin gracia. Miro el mundo en mi insulso color de blanco roto, observando el resto de pollos a la plancha, asados o guisados. Si uno observa el tiempo suficiente, acaba dándose cuenta de que en el fondo no hay una gran diferencia, es sólo la cobertura que uno quiera darle a su blanquecina e insabora carne lo que cuenta.  

Determinismo



Si en un libro estuviera detallada la vida de cada ser desde que nace hasta que muere, y no existiera ni la más mínima posibilidad de cambiar ni un ápice del guión, daría exactamente igual, puesto que nadie tiene acceso a tal libro. El que al ser humano le moleste tanto el determinismo es algo que carece totalmente de sentido, ya que por mucho que pudiéramos cambiar, todos acabamos exactamente igual. A todos nos espera la muerte, y gracias a dios, puesto que si no fuera así seríamos como un helado derretido. Probablemente con el mismo sabor, pero con nadie dispuesto a comprobarlo.



            El odio al determinismo se debe, en gran parte, a la apología que el hombre hace de la libertad. En el fondo, que esta libertad sea real, o que sólo importe la sensación de ella, no tiene ninguna relevancia. El ser humano tan sólo es libre de elegir de quién o de qué quiere ser esclavo. Queremos ser libres, sea como sea, al menos desde que alguien nos ordenó serlo y decidimos acatar sus órdenes como corderitos. 

By Aquasixio

viernes, 12 de julio de 2013



Subí al cielo, pisando escalones forrados de armiño blanco que acariciaban las plantas de mis pies descalzos. Allí mordisqueé las nubes, y me senté a mirar a los pájaros hacer volutas. Y desde el escalón más alto miré hacia abajo, y vi el mar de las cosas que me gustan. Y allí, estabas tú.

By Toronn

jueves, 11 de julio de 2013

Blanco



Me siento tan extraña. No es sola, es vacía. Me siento llena de una materia blanca, suave, esponjosa. No fría, en cierto modo es cálida. Me llena hasta la garganta, pero también la tengo en los ojos. No quiero llorar pero tampoco quiero reír, no quiero morirme pero tampoco estoy segura sobre seguir viviendo. Hasta ahora las cosas parecen haber ido bien. Y no es que ahora vayan mal, ése es el problema. No hay nada fuera de lo común, nada destacable, nada que merezca la pena contar. Soy feliz, pero creo que porque me he acostumbrado a serlo y no sé ser otra cosa.

Siempre he tenido hambre de infinito, pero ahora ese hambre es tan extrema que creo que será imposible aplacarla. Necesito volver a sentir amor. Necesito creer que hay alguien en el mundo al que valga la pena querer. ¿Acaso a los que he amado hasta ahora valían la pena? Es tan doloroso volver la vista atrás y ver sólo pasteles. ¿Quién robó del mundo los colores vivos? Puede que esto sea tan sólo un berrinche inconformista, pero el seguir evadiéndome del mundo no solucionará nada. 

Hace ya meses que vivo escondida, que cierro los ojos y acaricio al tiempo mientras pasa con la esperanza de que no se dé cuenta de que estoy ahí. Me pinté de blanco y me arranqué las pupilas para que no me viera. Y aún así nada ha cambiado. Debí de ser yo la engañada, y debo seguirlo siendo. En ciertos aspectos el tiempo parece volar, pero cuando tomas conciencia, todo sigue en el mismo sitio, inmutable. Debería exhumar el cuerpo de Parménides y torturar su patético esqueleto. Aunque dudo que eso sea posible. Panta rei, me hizo creérmelo, me hizo creer que fluiría, que todo cambia. No siento esa fluidez, siento que empujo una pesada piedra, y me duelen los brazos. Y me canso de empujar. La piedra parece más pesada y mis piernas más débiles, parece que se me han acabado las ganas de reírme triunfante y omnipotente ante esa piedra. Me he cansado de luchar contra ellos, contra su estupidez; y a la vez también me he cansado de no luchar. 

Es como si el mundo de repente se hubiera sumergido en una bebida carbonatada y sólo quisieras mirar durante horas cómo diminutas burbujas suben a la superficie, ajenas a todo demás. Sentirse pegajosa, fría, sedienta y odiadora del líquido que me rodea. Mientras que el resto parece, si cabe, más feliz que de costumbre. Más simple y pánfilo, encerrados en su estúpida candidez pedante que me enferma. Sintiéndose felices porque se creen más inteligentes que el de al lado, y siendo la causa de escenas que no puedo calificar como menos que grotescas. Ridículas. Es como si una obra de Valle Inclán hubiera tomado forma. Y te hace pensar que sus obras eran realismo puro. Es todo tan patético, tan fingido, tan de mentira. La aparente afectación de la gente ante hechos irrelevantes. Una afectación impuesta por lo políticamente correcto que me asquea. No siento soledad, siento repugnancia. Me siento atrapada en una enorme náusea, causada por la estupidez de la masa que me rodea. No hay individuos, sólo elementos de una masa homogénea y analfabeta. Sin color, sin características particulares, sin relevancia. 

Me gustaría poder escribirle una carta a dios para pedirle que me dejara sentarme a su lado durante unos días. Para ver lo que ocurre desde lejos. Dicen que nuestra vida es demasiado corta, nuestra capacidad de entendimiento demasiado limitada y nuestra visión demasiado superficial como para entender el desarrollo de
los hechos. Y que por eso, mientras ocurren nos pasan desapercibidos. Sólo los notamos como si fueran un enorme pez de suaves escamas que nos acaricia sutilmente al pasar por nuestro lado, y sólo sentimos el último coletazo. La áspera y firme cola que nos da el último toque antes de dejarnos y desaparecer para siempre para pasar a formar parte tan sólo de la historia.

Waking Life

Incluso cuando parece que el ser humano va a romperse, esto nunca sucede. Puede pasar hambre, sed, terror, puede estar sometido a enormes cantidades de estrés. Sin embargo el ser humano no puede dejar de dormir, y por tanto, no puede dejar de soñar.


miércoles, 10 de julio de 2013

Dulzura

El ser dulce se basa prácticamente un 100% en no decir nada que pueda molestar a la gente. Consideramos personas dulces a aquellas que no dicen cosas hirientes, que usan ese tono aterciopelado con los demás. La dulzura es poder conservar hasta el infinito una sonrisa maternal y unas formas delicadas. Se puede intentar ser dulce. En el proceso uno no azucara sus palabras para decirlas con suavidad, sino que endulza las palabras o comentarios ácidos para poder comérnoslos y que nos sepan mejor. Sin embargo, hay un límite. No se puede fingir ser dulce infinitamente. Después de un tiempo llegamos a un grado de máxima saturación en el que por mucho azúcar que añadamos, ésta no puede ser absorbida. Llegados a este punto sólo nos queda confiar en que a cada vez más gente le guste el café.      

By Ana Elena Pena

martes, 9 de julio de 2013

Tributo al cerebro


Te quiero tanto cerebro, tú tan maravilloso en tu húmeda oscuridad, a salvo de todo. Sólo contemplas y conoces el mundo por pequeños orificios. Diriges la maquinaria que te mantiene vivo. Eres capaz de contener un sinfín de imágenes, sonidos, sabores, texturas…Me gustas. Es tan extraño y mágico el hecho de no sentirte pero que estés ahí. Pensar contigo sobre ti, como si fueras el mero receptor de una mente situada en otra parte, a millones de años luz. Es tan genial cerrar los ojos y plantearse tan sólo qué sientes y cómo, asociar sensaciones. Considerarse feliz y afortunada por el mero hecho de poder sentir, cualquier cosa, algo diminuto. Mirar las burbujas en el agua que hierve y dejar nuestra mente suspendida en algún lugar, sin un pensamiento en concreto. Con miles de ideas fugaces, que ni tan siquiera esperan a darse paso unas a otras. Pensar. Ver. Saborear. Oler. Incluso el olor más pestilente, abrir las fosas ampliamente y aspirar un aroma fétido. Perfecto. Pasar horas mirando en un espejo cómo en la cornea de nuestro ojo se refleja nuestra propia imagen y lo que nos rodea. Mirarnos a nosotros mismos dos veces. Me gustas tanto cuerpo, que nunca me separaré de ti.

Cuando el hombre crea arte



By Erik Jones
Cuando el hombre no crea obras de arte le falta contundencia, es un ser famélico, a medias. Cuando el hombre crea arte puede ser comparado con la grandeza de los elementos, de los fenómenos meteorológicos. Como un océano de azul intenso, que tan pronto se mueve tranquilo, como si bailara un vals, como se retuerce sobre sí mismo descargando su furia, creando gigantescas olas, borboteando espuma. Una brisa que se transforma en un vendaval. Una fina lluvia que se convierte en una pesada tormenta, en granizo, en una enorme nevada. El mundo tiene carácter y, como sus pobladores, debemos hacerle justicia.

La sensualidad

La sensualidad es un concepto que ha sido notablemente separado de su semántica, ya que incialmente la sensualidad es aquello captado o captable por los sentidos. En cambio, hoy en día el concepto de sensualidad  está claramente influido  por connotaciones sexuales. No sólo esto, sino que además siempre se considera algo positivo, agradable. 

El sentido que me interesa es el segundo. Estamos rodeados por sensualidad, o más bien, nos gustaría estarlo. Deberíamos eliminar lo no sensual del mundo como una especie de eutanasia estética. Hacer un mundo aceitoso, lento, voluptuoso, cargado de formas armoniosas. Un mundo que te acaricie con unos labios carnosos mientras lo miras, que respire suavemente en tu clavícula. Sin embargo hay algo en el contraste del mundo que está mal. El color de la gente estropea el paisaje. Siempre con tonos vulgares, piel demasiado pálida, rojeces, piel demasiado oscura… El cuadro de las tres gracias en el mundo real carecería totalmente de atractivo, primero porque la celulitis real no es tan armoniosa, y segundo por el tono de la piel. Un desnudo en un cuadro es por lo general agradable, un desnudo en la realidad por norma general es burdo. El cuerpo de los seres humanos ha sido pintado por un Gauguin aburrido y extenuado (si no seríamos fosforitos). Sé que alomejor me obsesiona el tema  pero creo que el hombre estropea la sensualidad por sus fluidos. Somos una máquina de excreciones, como si todo lo que metiéramos quisiera salir a toda costa. Cosa, por otro lado, totalmente comprensible. 

En fin, creo que me estoy yendo por las ramas y haciéndome demasiado escatológica. Pero es que todo en la imaginación es tan sumamente perfecto…Por ejemplo, hace unos meses, tenía una obsesión (no la llevé a cabo), de cortar a alguien. Tenía que ser una persona delgada, de una delgadez casi extrema y de piel pálida, entonces, hundir lentamente un bisturí entre sus costillas y desplazarlo lentamente para dar paso al florecimiento lento y denso de la sangre. 
By Budgie

Ah…en la imaginación la sangre se comporta tan soberbiamente, es regia, con carácter, pero no escandalosa, como un aristócrata cuando aparenta serlo. En realidad la sangre es mucho menos de todo eso, estropea la estética. No tiene estilo. Para un fluido que valía la pena…¿Por qué tiene que ser así?¿Por qué es todo tan perfecto cuando lo imaginamos? Claro, cualquiera contestaría; porque te lo imaginas tal y como tú quieres que sea. Sacaría a esas personas la lengua hasta el pecho, porque sé que tienen razón.