Andando por la sociedad como un gato. Intentando siempre
pasar desapercibidos hasta que se tienen ganas de ser advertido. Cuando se está
dispuesto a atacar, nadie sabe que estás ahí, excepto cuando ya te tienen
encima. Cuanto más ligeros son tus pasos, menos herido puedes salir. Cuando tu
felicidad no depende en absoluto del mundo, de lo que te rodea, el daño
experimentado depende tan sólo de ti mismo. El ser la única causa de tu propia
felicidad, o de tu malestar, es algo que es simplemente pueril, puesto que en
el mismo momento que quieres que los demás noten que estás ahí, ya es demasiado
tarde. Las tornas cambian a su completo opuesto en tan sólo un segundo. Y esas
personas que ni siquiera sabían que estabas ahí no tienen tiempo para
reaccionar. No te conocen.
La soledad y el anonimato son armas de doble filo. Cuándo se está solo por mucho tiempo, el dia en que se desea el calor de la compañía, ésta pude estar ya muy lejos.
ResponderEliminarGran escrito me gusto mucho.