viernes, 13 de diciembre de 2013

Tirita por mí




By Karolina Edyta Galla
           Te llamé para quedar contigo, en el punto más frío de la ciudad, sin ninguna intención de aparecer, porque me conmovía que pasaras frío por mí. Un pajarillo me revoloteaba en el pecho, a medida que se acercaba la hora del encuentro, y el corazón me saltaba cada vez que el segundero marcaba un segundo más. Y me recosté sonriente, imaginando cuánto tiempo esperarías. Incluso imaginé que esperarías para siempre. Las horas pasaron, y el ave de mi pecho paró de agitar las alas dejando solo al corazón en su ritmo parsimonioso, y tú dejaste de llamarme. Y pensé que habrías muerto congelado, esperando a ver mi rostro, o que te habrías enfadado y te habrías ido. Me quedé con la primera y fantaseé con un epitafio que decía que te congelaste de amor. Lo cierto es que tu tampoco acudiste nunca a nuestra cita.

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