Hoy el
mundo no huele a nubes de algodón de azúcar, huele a mierda, a mierda humana de
personas enfermas por el hambre y vertidos tóxicos. Huele a lágrimas de madres
que no pueden alimentar a sus hijos, al odio de las personas que se enfadan
cuando quien no puede alimentar a sus hijos busca una salida. Huele a rencor
estúpido contra los que no tienen qué hacer, que se buscan la vida día a día
sin llegar a conseguir que pueda llamarse vida. Huele a la indiferencia del que
tiene pan y ropa. Al sudor grasiento de obesos. Al oro que huele a sangre, a
sudor de esclavos y dinero sucio. A
Yin and Yang of world hunger By David Revoy. |
Cuánto
tiempo más se puede mantener este sistema ridículo, de permisividad, de hastío,
de impotencia. Cuanto más vamos a dejar que se destruya todo lo bello, que se
oculte bajo adoquines y resorts de lujo. Cuánto tiempo más vamos a seguirle poniendo
precio a lo que nunca lo tuvo y quitándoselo a la vida.
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