lunes, 30 de diciembre de 2013

Equivocarse



            Equivocarse, tropezar más de una vez en la misma piedra aposta para experimentar un ridículo placer semi masoquista, como cuando nos volvemos a asomar a un precipicio tras haber sentido vértigo la primera vez.

            Las equivocaciones nos dan más experiencias, nos estropean los planes, nos hacen darnos cuenta de que no podemos modelar nuestra vida a placer, le dan ese no sé qué de real. No está mal que de vez en cuando la causalidad nos dé un revolcón o dos, y dejarnos el pelo alborotado y lleno de hojarasca. Uno vive muchas más cosas si se equivoca, que si tiene un vida perfectamente manejable desde el principio.

By Cyril Rolando
            Si nos paramos a pensarlo los errores no existen fuera de sistemas lógicos o matemáticos, con lo cual, es imposible equivocarse. De hecho cuando pensamos que hemos cometido un error, no es por la acción en sí, si no por sus consecuencias.

            De todos modos no está mal el poder compadecernos y lamernos las heridas de vez en cuando, y esto no sería posible si no nos las hubieran inflingido.

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